
Niños Béticos, Leyenda Verdiblanca
Circunstancias laborales, quehaceres particulares, cierta dejadez de cada uno… y sobre todo la influencia maternal es la que provoca que cualquier madre pueda hacer influir en los gustos de nuestros hijos. Ese lazo maternal que no suele deshacerse hasta bien avanzada la edad adulta, es la que hace que muchas familias sevillanas se vean divididas en cuanto a los ideales futbolísticos.
¿Quién no tiene hermano, primo o cualquier otro tipo de pariente, que sea del otro equipo de Heliópolis? Y a su vez, ¿haya de quererlo igual que al propio Betis? Esto se ahonda un poco más cuando te toca transmitir ese ideal bético, a la sangre de tu sangre, a tu propio hijo.
Años de resultados crueles dificultan aún más esa misión de hacerle ver a tu hijo/a ese sentimiento verdiblanco que recibimos de nuestros padres. Ardua tarea, pero reconfortante, en los primeros momentos que haces verle cualquier pequeño detalle.
Un día tal cual, regálale una bufanda. Verás de forma repentina esa cara de felicidad, y siendo incluso época estival es capaz de ponérsela y no quitársela en todo el día.
En otra ocasión, provócale para que polemice en casa con el resto de la familia, verás que será capaz de defender esos colores, como si fuera al Benito Villamarín todos los domingos.
Otro día, hazle que estrene esa primera bufanda, yendo aunque sea a Gerena, a que vea al equipo filial del Real Betis Balompié. Saltará con los primeros goles béticos, como si fuera el mismísimo “Chupe”.
Nuevamente, déjalo con la miel en los labios, si llevas a su hermano/a a Heliópolis a ver al primer equipo. Entonces, ya llorará como una magdalena, porque verá que la próxima ocasión no la perderá, y él/ella será la protagonista en dicho estadio.
Todo bien amarrado para proponerle que es posible que vaya este domingo a ver el Betis. Pero papá, ¿el equipo grande, en el campo de verdad del Betis? Sí, hija, sí, el equipo MÁS GRANDE DEL UNIVERSO.
A partir de ahí, ya le has intoxicado ese nerviosismo que hace la espera de conocer algo nuevo en su vida, y que siempre vio que era con lo que más disfrutaba su padre.
Ese torbellino de ideas que pasan por su mente, se transforma hasta en pedirle a su padre que le ponga algo del Betis en el nuevo teléfono móvil. Terminará hasta tarareando el Himno del Betis: “Aquí estamos todos, lalala…”, desconociéndolo y tras oírlo no más allá de tres veces. Para más inri, es capaz de coger varios folios y transformarlos en una especie de “vuvuzela”, y comenzar a gritar: “¡BEEETIS, BEEETIS, BEEETIS!”.
Seguro que todo esto te suena. Seguro que en tu casa también lo has vivido. Por eso en esta “Semana del NIÑO BÉTICO” he querido recordar estas vivencias y homenajear a los que son el presente y el futuro de esa leyenda verdiblanca que recorre el mundo entero.
¡VIVA EL BETIS MANQUEPIERDA!
José Manuel Fernández Sambruno
Directivo de la Peña Bética de Olivares “Unidos por una Pasión”